domingo, 30 de mayo de 2010

Radiografía del barro


Acuarela de mi vida: Hay otro agujero mas en el chaperío desordenado que di en llamar "techo". Afuera, el barro, las pulgas, la zona donde vivo.
Autos que nunca ví en el barrio detenidos en el baldío, cagando las bolsas de basura que el servicio de recolección no se lleva. Autos lindos, brillantes, que hacen lo suyo y se van.
Detrás de su partida y ajenos a toda forma de dignidad mis vecinos se acercan a hurgar entre los nuevos tesoros.
Necesito anestesia. No puedo ver a mi familia condenada a mi pobreza.
¡Andá a laburar, vago! me gritó la última vieja que puse. No puedo negar que fué valiente. Estuve a punto de darme vuelta para sacudirle, porque me enojó que me subestime. Yo entiendo mejor que nadie la mecánica del mundo.
Me dió bronca que se sienta una víctima al regresar a su casita limpia, calentita y seca. Con piso, plantitas y lavarropas automático.
Quizás se sienta sucia. Bastará con abrir una canilla y el termotanque hará el resto.
Una vez bañada, se secará con toallas limpias, quizás blancas. Descolgará el tubo del teléfono y les contará a sus queridos lo que le hice.
Víctima. Me prejuzgará y me juzgará. Se preguntará por qué existo, por qué mis padres no usaron forro, por qué no trabajo limpiando sus mierdas, por qué me drogo, por qué robo...¿Por qué antes no pasaba?
Verá llegar a su nieto, bajando de un taxi, tan drogado como yo. Le acariciará la cabeza tiernamente y pensará "tan diferentes" y yo pensaré "tan iguales". Una moneda con dos caras y sin ceca.
Luego encenderá un televisor donde te informan que tu grado de estupidez depende de que lado de la bala estés. Y que nadie puede considerarse exitoso en la vida si no usa Fritolín en sus comidas.


Gustavo Altabas